Espacio de Antonio Álvarez

MAESTRA FUERA DE SERIE | 28 noviembre, 2012

Hay quienes aseguran que la belleza física de una mujer es inversamente proporcional a su cultura e inteligencia. Por fortuna, ese aserto,  machista y tonto a más no poder, ha sido desmentido en incontables ocasiones. Un botón de muestra: sor Juana Inés de la Cruz, que encarnó la más alta cultura de su tiempo, se distinguió también por una belleza que cautivó a muchos de sus contemporáneos. De hecho, ella deploraba ser tan atractiva, pues rechazar los constantes asedios de sus numerosos pretendientes le quitaba tiempo que deseaba dedicar al trabajo intelectual.

Durante mis estudios secundarios tuve la fortuna de tener como maestra a una mujer excepcional. Enseñaba historia de México y era un deleite verla y escucharla. Además de ser  muy bella, poseía el don de la palabra y nos emocionaba con relatos del Popol Vuh y del Chilam Balam. Era tanta su elocuencia que en cada clase recreaba y nos hacía vivir maravillosos episodios de la América precolombina. Su enorme pasión por las culturas que florecieron en Mesoamérica despertó en muchos alumnos un genuino afán de saber. Generosa en verdad, siempre tenía tiempo para atendernos y a algunos nos prestaba joyas bibliográficas e interesantes fonogramas. “No se conformen con lo que yo les digo en clase, lean e investiguen todo lo que puedan” nos respondía con sincera humildad cuando elogiábamos sus amenas exposiciones.

Nos hacía sentir importantes. Mientras otros docentes, nos veían como mocosos irrelevantes o como adolescentes detestables, ella nos trataba siempre como personas valiosísimas. Alentaba la expresión de nuestras opiniones y las escuchaba con el máximo respeto. Con ella aprendimos que el diálogo nos hace crecer y construye comunidad.

Estudiosa incansable, no cultivaba únicamente su intelecto. Con un genuino enfoque holístico, buscaba el equilibrio individual, el crecimiento comunitario y el desarrollo sustentable. Meditaba cada día, hacía ejercicio, amaba las artes y el contacto con la naturaleza.

Aunque sólo me dio clases un año, su ejemplo siguió contribuyendo a mi educación. Sin duda, mucho influyó en mi decisión de convertirme en profesor.

Hace años, un grupo de damas me invitó a dar una serie de charlas sabatinas sobre temas filosóficos. Grande fue mi sorpresa al descubrir entre las asistentes a mi admiradísima maestra. Seguía siendo una mujer hermosa y seguía irradiando amor por el conocimiento. Recuerdo que tomó cuidadosa nota de todo lo que expuse a pesar de que seguramente dominaba los temas. Nervioso me acerqué a saludarla, habían pasado dos décadas desde la última vez que nos vimos. Le dije que era un honor que ella acudiera a escuchar una plática que no necesitaba, pues su saber superaba ampliamente al mío. “No digas eso y déjame darte un abrazo” fue su cálida respuesta. Al concluir las charlas, me pidió que estudiáramos juntos textos sagrados de Oriente y Occidente. Leímos el Bhagavad Gita y el Tao Te King  y cada palabra cobró sublimes significados al escucharla de sus labios.  Después revisamos a San Juan de la Cruz y a Meister Eckhart.

No le gustaba que le llamara maestra. Afirmaba que ella sólo era y sería hasta el final de sus días una humilde aprendiz del arte de vivir. Gracias a ella yo también me concibo ante todo como un aprendiz.

Hace tres años, me enteré de su defunción. Por cumplir con compromisos  profesionales no pude asistir a su funeral. Sé que mi mejor homenaje consiste en esmerarme en mi trabajo como profesor siguiendo su ejemplo. Ella me pasó una estafeta que debe llegar bien y oportunamente a otros destinatarios.

¿Su nombre? Carolina Rodríguez Aldape. Quienes fueron sus alumnos saben que no exagero al describirla como un ser humano excepcional, una persona que supo conjuntar bondad, verdad y belleza.


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2 comentarios »

  1. Gracias Carolina rodriguez aldape es mi madre y justo así o mas ella era, muchas gracias

    Comentarios por Ixchel Luna — 24 diciembre, 2015 @ 2:51

  2. Gracias por compartir este retrato de una maestra… Una profesora-profesante… Me ayuda a recordar y revalorar nuevamente a maestras y maestros en mi vida…

    Comentarios por Fernando cor — 26 diciembre, 2015 @ 13:10


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